Con una mañana gris, amenazando lluvia, madrugamos para dirigirnos a Mendoza, pueblo ubicado en la llanada alavesa. Junto a la torre medieval construida entre los siglos XIII y XIV,rodeada de una muralla y convertida en museo, iniciamos la etapa de BTT por un espacio natural en excelente estado de conservación, con extensos encinares y refugio de una fauna y flora de montaña especiales.
Nos dirigimos hacia la iglesia para seguir por una pista de buen firme.Vamos subiendo coincidiendo con una GR y por un camino pedregoso que se va cerrando entre matas de espino. Cruzamos una puerta y rodeamos una de las charcas que abundan en la zona.Vamos entrando en calor y tras una fuerte pendiente,superando escalones de estratos rocosos, llegamos a una zona despejada de vegetación, donde se encuentra la ermita-refugio de Santa Marina, punto obligado para la buena orientación de la ruta a seguir.
Por un camino pedregoso seguimos ascendiendo hasta llegar a las lomas altas del final de la sierra, divisando los pueblos de Anda, Katadiano y Aperregi en el fondo del cortado. Seguimos a la izquierda por toda la cresteria hasta divisar la cruz al fondo.
La cruz de Ganalto (892mts) es la meta del día, está ubicada desde 1954 sobre un pedestal de cemento y desde donde se puede divisar con buen tiempo, la sierra de Aizkorri, Gorbeia, sierra Salvada, Arkamo, Gibijo y Toloño, además de la peña de la Virgen del Oro que se divisa justo enfrente.
Bajamos por una suave pradera, donde pastan abundantes caballos y vacas de montaña, y que miran indiferentes el paso de las bicicletas, hasta llegar al portillo de Arnate, uno de los puntos de descenso hacia el valle.
Para volver a Santa Marina elegimos un camino trialero donde damos buena cuenta de la habilidad y calidad de las bicis, por su exigente trazado, plagado de piedras y escalones.En éste tramo sudamos un poco, a pesar del frío que reinaba en esa zona de la sierra. Tras bordear varias balsas de agua que se forman debido a la oreografía de la sierra, nos adentramos en un sendero con trazado sinuoso entre la apretada vegetación de encinas, que nos hace disfrutar y que se nos antoja corta la bajada hasta el valle.
Por unas pistas amplias y polvorientas nos acercamos hasta el pueblo de Hueto de abajo, donde saludamos a los lugareños que en esos momentos celebraban junto a la iglesia el domnigo de ramos.
Tras observar por los caminos de la llanada, la recolección de remolacha y las peripecias de unos aficionados al aeromodelismo, volvemos a Mendoza.
Al final 28,30kms por una zona especialmente atractiva para disfrutar de la BTT.
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