lunes, 12 de julio de 2010

Peña Lemoa 11 de Julio 2010










Una vuelta por los alrededores para recordar viejos caminos no está del todo mal.
Sólo comenzar y sin tiempo para el calentamiento nos adentramos en el monte por el barrio de Obena . Pasamos los caserios y enfilamos la pista que se dirige en pronunciada cuesta hacia la espesura del bosque en un continuo zig-zag antes de salir en el rellano de las obras del TAV, una pista ancha de tierra que viene de la zona de Erletxes, donde tomamos aire y continuamos por un sendero más estrecho y sinuoso para conectar finalmente con una pista de suelo con piedrilla compacta mucho más llevadera.
Ya sólo nos queda subir por la pista de cemento que conecta con la cima de Peña Lemoa. Foto y un ligero descanso para contemplar las buenas vistas que se divisan bajo la cruz y las antenas que dominan el peñón. Por un sendero poco recomendable para las bicis se atreve el grupo para bajar directamente por un escarpado camino hasta la ermita de San Antolin, ubicada justo bajo la peña.
En el trayecto se oyen gritos de disfrute que rompen un poco el silencio de la mañana por esa zona tan poco transitada. De nuevo cruzamos la pista principal y nos metemos de lleno otra vez en plena naturaleza, con pista de tierra y continuos charcos de agua embarrada que nos hacen salir de la rutina normal del pedaleo constante para apreciar si cabe más para qué sirve la bicicleta todo terreno. Control, equilibrio y esfuerzo constante para superar un tramo verdaderamente complicado pero donde apreciamos nuestro deporte favorito, la BTT.
En un momento determinado nos atrevemos con una pista nueva que nos lleva a lo desconocido, pero que tenemos que recular porque no veíamos claro que por ese barranco tuviéramos una salida digna. Un poco cansados y marcados por los roces de las zarzas llegamos a Usansolo, donde buscamos con ganas una fuente donde saciar la sed que durante la mañana vamos acumulando.
El día permanece nublado pero impera un calor húmedo que nos hace sudar más de la cuenta. Seguimos la travesía, ésta vez nos dirigimos paralelo al tren y al rio hasta el barranco de Bedia, donde agradecemos la sombra que nos ofrece el camino junto al riachuelo de agua transparente que mana desde las alturas del monte Mandoia. Subimos por la pista hasta el primer cruce donde nos desviamos a la izquierda para conectar con la entrada a las canteras de Apario, desde esa cota descendemos por todo el corte que nos ofrece el vallado del vertedero y nos detenemos a mitad de la misma para contemplar a las gaviotas que dan un colorido inusitado a la zona.
Cruzamos la carretera y el rio Arratia para superar los caseríos de Agarre y Zabala hasta el puente romano en el barrio de Telleria y acceder a la carretera que nos llevara hasta Zornotza , habiendo recorrido casi 30 kilometros por los alrededores. Pocos kilómetros para lo que solemos realizar pero que a la postre han resultado suficientes por el perfil tan exigente de la misma.

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